viernes, 15 de noviembre de 2013

EMBARAZOSO PANEGÍRICO DE LA MUERTE; Mario Benedetti




la periodista me pregunta
si yo creía en el más allá 
y le dije que no
entonces me preguntó 
se eso no me angustiaba
y le dije que sí 

pero también es cierto 
que aveces la vida
provoca más angustias
que la muerte

porque las vejaciones
o simplemente los caprichos
nos van colocando en compartimientos
estancos

nos separan los odios
las discriminaciones
las cuentas bancarias
el color de la piel
la afirmación o el rechazo
de dios

en cambio la muerte 
no hace no hace distingos
nos mete a todos en el mismo saco

ricos y pobres
súbditos y reyes
miserables y poderosos
indios y caras pálidas
ibéricos y sudacas
feligreses y agnósticos

reconozcamos que la muerte hace siempre
una justa distribución de la nada
sin plusvalías ni ofertas ni demandas
igualitaria y  ecuánime
atiende a cada gusanito
según sus necesidades 

neutra y equitativa
acoge con igual disposición y celo
a los cadáveres suntuosos de extrema derecha
que a los interfectos de primera necesidad 

la muerte es ecléctica pluralista social 
distributiva insobornable

y lo seguirá siendo 
a menos que a alguien 
se le ocurra 
privatizarla.


RECOGIMIENTO; Charles Baudelaire



Sé sabia, Pena mía, y permanece en calma.
Reclamabas la Noche; ya desciende, hela aquí:
envuelve a la ciudad una atmósfera oscura
a unos la paz trayendo y a los más la zozobra.

Mientras que la gran masa de los viles mortales,

del placer bajo el látigo, ese verdugo impávido,
cosecha sinsabores en la fiesta servil
ofréceme tu mano, Pena mía, ven aquí, 

lejos de ellos. Mira balancearse los años transcurridos

con vestidos ridículos, sobre las balaustradas
del cielo; la nostalgia burlona ya emerge de las aguas;

descansa bajo un arco el moribundo sol

y, tal enorme sudario rezagado, hacia oriente,
oye querida, oye cómo avanza la Noche.

jueves, 7 de noviembre de 2013

SIRENA; Mario Benedetti




Tengo la convicción de que no existes 
y sin embargo te oigo cada noche 

Te invento a veces con mi vanidad
o mi desolación o mi modorra

del infinito mar viene tu asombro
lo escucho como un salmo y pese a todo

tan convencido estoy de que no existes 
que te aguardo en mi sueño para luego