jueves, 31 de julio de 2014

LA CENA MISERABLE; Cesar Vallejo



Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido...

Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora  de hambre, desvelado...

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos.
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.

De codos,
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido, hasta cuándo la cena durará.

Hay alguien que ha bebido mucho; y se burla,
y acerca y aleja de nosotros como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...

Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!

martes, 15 de julio de 2014

EL HEAUTONTIMOROUMENOS (verdugo de sí mismo); Charles Baudelaire



Sin cólera te golpearé
y sin rencor, tal matarife
como en la roca Moises.
Y haré brotar de tus párpados,
para regar mi Sahara,
las aguas del sufrimiento.
Mi deseo hecho de esperanza,
flotará sobre tus lágrimas,

como navío que apareja,
y en mi ebrio corazón
redoblarán tus sollozos
como tambor en la lid.

¿No soy acaso un falso acorde
en la divina sinfonía,
porque me muerde y me sacude
esta Ironía devorante?

Su grito se escucha en mi voz
mi sangre es su negro veneno,
y soy el espejo siniestro
donde esa furia se contempla.

Yo soy la herida y el cuchillo,
la mejilla y el bofetón.
Yo soy los miembros y la rueda,
y la víctima y el verdugo.

Soy el vampiro de mi sangre,
-uno de esos abandonados- ,
condenados a risa eterna
cuya risa es imposible.


martes, 1 de julio de 2014

EL OFICIO DE VESTIRSE ; María Mercedes Carranza



De repente
cuando despierto en la mañana
me acuerdo de mí,
con sigilo abro los ojo
y procedo a vestirme.
Lo primero es colocarme mi gesto
de persona decente.
En seguida me pongo las buenas
costumbres, el amor
filial, el decoro, la moral,
la fidelidad conyugal:
para el final dejo los recuerdos.
Lavo con primor
mi cara de buena ciudadana
visto mi tan deteriorada esperanza,
me meto entre la boca las palabras,
cepillo la bondad
y me la pongo de sombrero
y en los ojos 
esa mirada tan amable.
Entre el armario selecciono las ideas
que hoy me apetece lucir
y sin perder más tiempo
me las meto en la cabeza.
Finalmente me calzo los zapatos
y echo a andar: entre paso y paso
tarareo esta canción que le canto
a mi hija:
"Si a tu ventana llega
el siglo veinte
trátalo con cariño
que es mi persona"