miércoles, 11 de junio de 2014

LECTOR DE PIEDRAS; Juan Manuel Roca



Las piedras:
Cuentas de un ábaco gigante
Fósiles de nubes, atrios de la luna,
Sílabas de tiempo.

Migas de un astro
Caídas desde el altar del cielo.

Antes de ser catedral
Viento atrapado en su gótico gesto,
La piedra conoció el bautizo del río,
El cincel de la lluvia.

El lector de piedras
Recorre sus formas encantadas y ciegas:
Sabe que entre ellas
Moran los dioses de un país dormido.

Pero es la mano del albur, minero de Dios,
¿La que decide cuál piedra se hace cárcel,
Cuál piedra iglesia o tumba,
Paredón de lamentos, muro de fusilados? 

CUANDO LEJOS, MUY LEJOS; Julio Flórez



Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares,
en lo mucho que sufro pienses a solas,
si exhalas un suspiro por mis pesares,
mándame ese suspiro sobre las olas.

Cuando el sol con sus rayos desde el oriente
rasgue las blondas gasas de las neblinas,
si una oración murmuras por el ausente, 
deja que me la traigan las golondrinas.

Cuando la tarde pierda sus tristes galas,
y en cenizas se tornen las nubes rojas,
mándame un beso ardiente sobre las alas
de las brisas que juegan entre las hojas.

Que yo, cuando la noche tienda su manto,
yo que llevo en el alma sus mudas huellas,
te enviaré. con mis quejas, un dulce canto
en la luz tenebrosa de las estrellas.

miércoles, 4 de junio de 2014

HUELGA; Gioconda Belli


Quiero una huelga donde vayamos todos.
Una huelga de brazos, de piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.

Quiero una huelga
de obreros         de palomas
de chóferes       de flores
de técnicos       de niños
de médicos       de mujeres.

Quiero una huelga grande
que hasta al amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj             las fabricas
el plantel         los colegios
el bus               los hospitales
la carretera      los puertos.

Una huelga de ojos, de manos y besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
         para oír los pasos 
         del tirano que se marcha. 

EL AGRESOR OCULTO ; Raúl Gómez Jattin



Me enveneno la vida
Me sustrajo de mi movimiento natural
Y me entrego a las sombras
de los amores no correspondidos
Me trastocó los sueños
metiéndose como un conspirador entre sus grietas
que hablaban de partidos y de adioses
Mientras tanto mi alma 
acostumbrada a la desgracia
lo veía hacer
como un condenado que presencia 
el levantamiento del patíbulo.