miércoles, 19 de mayo de 2010

SOL Y CARNE; Arthur Rimbaud.


¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!

Porque el hombre ha terminado, el hombre

representó ya todos sus papeles.

En el gran día, fatigado de romper los ídolos,

resucitará, libre de todos sus dioses

y, como es del cielo, escrutará los cielos.

El ideal, el pensamianto invencible, eterno,

todo el dios que vive bajo su arcilla carnal

se alzará, se alzará, arderá bajo su frente.

Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte,

vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo,

te acercarás a darle la santa redención.

Espléndida, radiante, del seno de los mares,

tú surgirás, derramando sobre el Universo

con sonrisa infinita el amor infinito;

el mundo vibrará como una inmensa lira

bajo el estremecimiento de un beso inmenso...


El mundo tiene ser de amor: tú la apaciguarás,

¡oh esplendor de la carne!, ¡oh esplendor ideal!

¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora

en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,

Eros cubierto con la nieve de las rosas

las mujeres y las flores sus bellos pies cerrados!

EL QUE PIERDA UN AMOR; Libro del buen amor, Arcipreste de hita.


Yo no sé de astrología ni soy maestro en esa ciencia,

ni conozco el astrolabio más que el buey de cabestro,

mas como veo lo que sucede todos los días,

por eso lo digo. Y también veo esto:


Que muchos nacen en Venus, y la mayor parte de su vida

se la pasan amando mujeres, cosa que no olvidan nunca:

pero también trabajan y se afanan sin medida

y los que más no logran lo que más quieren.


En este signo nací yo, según creo:

me esforcé siempre en servir a las dueñas que conocí,

les agradecí el bien que me hicieron,

pero serví a muchas de las cuales nada obtuve.


Y como quiera que he comprobado que ese es mi signo,

sólo trabajo para servir a las mujeres:

aunque uno no pruebe las peras del peral,

le gusta estar sentado a la sombra de ese árbol.


Muy noble es quien a dueñas sirve:

debe andar listo en ser gallardo, hablador y dadivoso;

el bueno no debe esquivar el servicio de las damas,

pues si es cierto que trabaja mucho, también lo es que vive en gran placer.


El amor hace sutil al rudo,

hace hablar bellamente al que antes era mudo,

al cobarde lo hace atrevido,

y al perezoso lo hace agudo.


Al mancebo lo mantiene en mancebez,

y hace al viejo perder su vejez,

convierte en blanco y hermoso al negro como pez,

y al que no vale una nuez, el amor le da gran pres.


Por feo que sea el enamorado

y por más horrible que su amiga sea,

para uno y otra nada de lo que vean

les parecerá más hermoso, ni lo desearán tanto.


El bobo, el torpe, el necio y el pobre

a su amiga les parece bueno y rico hombre,

más noble que los demás: por consiguiente,

el que pierda un amor, que se haga pronto con otro.

lunes, 10 de mayo de 2010

TRISTES GUERRAS; Miguel Hernandez.




Tristes guerras


si no es amor la empresa.


Tristes, tristes.




Tristes armas


si no son las palabras.


Tristes, tristes.




Tristes hombres


si no mueren de amores.


Tristes, tristes.

ARCO IRIS; Mario Benedetti.




A veces


por supuesto


usted sonríe


y no importa lo linda


o lo fea


lo vieja


o lo joven


lo mucho


o lo poco


que usted realmante


sea




sonríe


cual si fuese una revelación


y su sonrisa anula


todas las anteriores


caducan al instante


sus rostros como máscaras


sus ojos duros


frágiles




como espejos en óvalo


su boca de morder


su menton de caprichos


sus pómulos fragantes


sus párpados


su miedo




sonríe


y usted nace


asume el mundo


mira


sin mirar


indefensa


desnuda


transparente




y a lo mejor


si la sonrisa viene


de muy


de muy adentro


usted puede llorar


sencillamente


sin desgarrarse


sin desesperarse


sin convocar la muerte


sin sentirse vacía




llorar sólo llorar


entonces su sonrisa


si todavía existe


se vueleve un arco iris.

A UNA TARNSEUNTE; Charles Baudelaire.




La calle atronadora aullaba en torno mio.


Alta esbelta, enlutada, con un dolor de reina


una dama pasó, que con gesto fastuoso


recogía, oscilantes , las vueltas de sus velos,




agilisima y noble, con dos piernas marmóreas.


De súbito bebí, con crispación de loco.


Y en su mirada lívida, centro de mil tornados,


el placer que aniquila, la miel paralizante.




Un relámpago. Noche. Fugitiva belleza


cuya mirada me hizo, de un golpe renacer.


¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?




¡En todo caso lejos, ya tarde, tal vez nunca!


Que no se adónde huiste, ni sospechas mi ruta,


¡tu a quien hubiese amado! oh tú, que lo supiste!

sábado, 1 de mayo de 2010

APRENDIZAJE; Jorge Valencia Jaramillo.




Cuando tú ensayas y te equivocas


Aprendes que algo hiciste mal.


Corriges, ajustas el pulso


Y te animas otra vez.


Y sientes que en cada ocasión


Lo vas haciendo mejor.


Así es como avanza el hombre


En el camino del saber.


Pero cosa rara, en el amor


Es completamente al revés


Mientras más ensayas


Menos aprendes.


Hasta que casi, sin darte cuenta


Estás otra vez al principio


En cero, en nada, cuando nada sabías.


Por eso cuando percibes, así sea a lo lejos


La posibilidad de un nuevo amor


Huyas despavorido.


Sabes bien que al besar


o decir algo a esa mujer


Serás más torpe que nunca


Y que vendrá otra vez el duro castigo


Tan innevitable como la tristeza o el dolor


Y el sufrimiento


Tambien tiene un límite en la vida.

SABIDURÍA; Jorge Valencia Jaramillo.




¿Qué es el amor?


Nadie lo sabe


Sí, todo el mundo lo dice:


Nadie lo sabe.


No sé porque siento que yo


Sí lo sé:


El amor es sufrimiento al empezar


Sufrimiento al terminar


Sufrimiento despues de terminar


Sufrimiento hasta la muerte


Sufrimiento despues de la muerte


Sí, porque cuando yo muera


Tú, correrás a abrir mi corazón


Querrás saber si él aún tendrá, al menos


Una gota de sangre


O sea de amor por ti.

SUEÑOS; Jorge Valencia Jaramillo.


Mujeres que vi una vez

y jamás en la vida olvidé.

Ilusorios seres

de mis escondidos sueños

y mis ardientes deseos.


mujeres que vi una vez

En la lluviosa ventana

En el tren que partía

En el barco sin rumbo

De mí mismo, de ellas mismas.

Mujeres que nunca tuve

y que por suerte

Nunca tendré.

Pesadilla nocturna

Demencia febril.


II

Desesperados labios

Que buscan otros labios

Y solo encuentran la oquedad

Y el frío.


III

Mujeres que vi una vez

Y jamás en la vida olvidé.