miércoles, 9 de junio de 2010

PIES HERMOSOS; Mario Benedetti.


La mujer que tiene los pies hermosos



nunca podrá ser fea



mansa suele subirle la belleza



por tobillos pantorrillas y muslos



demorarse en el pubis



que siempre ha estado más allá de todo canon



rodear el ombligo como a uno de esos timbres



que si se les presiona tocan para Elisa



reivindicar los lúbricos pezones a la espera



entreabrir los labios sin pronunciar saliva



y dejarse querer por los ojos espejo






la mujer que tiene los pies hermosos



sabe vagabundear por la tristeza

CASIDA DE LA MUJER TENDIDA; Federico García Lorca.




Verte desnuda es recordar la tierra.


La tierra lisa, limpia de caballos.


La tierra sin un junco, forma pura


cerrada al porvenir: confín de plata.




Verte desnuda es recordar el ansia


de la lluvia que busca el débil talle,


o la fiebre del mar de inmenso rostro


sin encontrar la luz de su mejilla.




La sangre sonará por las alcobas


y vendra con espada fulgurante;


pero tu no sabras dónde se ocultan


el corazón de sapo o la violeta.




Tu vientre es una lucha de raíces,


tus labios son un alba sin contorno,


bajo las rosas tibias de la cama


los muertos gimen esperando turno.

EL INSECTO; Pablo Neruda.




De tus caderas a tus pies

quiero hacer un largo viaje.




Soy más pequeño que un insecto.




Voy por estas colinas,


son de color de avena,


tienen delgadas huellas


que sólo yo conozco,


centímetros quemados,


pálidas perspectivas.




Aquí hay una montaña.


No saldré nunca de ella.


Oh, qué musgo gigante!


Y un cráter, una rosa


de fuego humedecido!




Por tus piernas desciendo


hilando una espiral


o durmiendo en el viaje


y luego a tus rodillas


de redonda dureza


como a las cimas duras


de un claro continente.




Hacia tus pies resbalo,


a las ocho aberturas,


de tus dedos agudos,


lentos, peninsulares,


y de ellos al vacío


de la sábana blanca


caigo, buscando ciego


y hambriento tu contorno


de vasija quemante!