lunes, 7 de septiembre de 2015

LA SALVAJE ESPERANZA; Gonzalo Arango.


Éramos dioses y nos volvieron esclavos.
Éramos hijos del sol y nos consolaron con medallas de lata.
Éramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras.
Éramos felices y nos civilizaron.
Quién refrescara la memoria de la tribu.
Quién revivirá nuestros dioses.
Que la salvaje esperanza sea tuya,
querida alma inamansable.