Me enveneno la vida
Me sustrajo de mi movimiento natural
Y me entrego a las sombras
de los amores no correspondidos
Me trastocó los sueños
metiéndose como un conspirador entre sus grietas
que hablaban de partidos y de adioses
Mientras tanto mi alma
acostumbrada a la desgracia
lo veía hacer
como un condenado que presencia
el levantamiento del patíbulo.
No se escoge la muerte: a ella se llega acorralado por la propia vida ...
ResponderEliminarHasta el fin está batalla -que otros apellidan vida- está perdida de antemano ...
ResponderEliminarEl recuerdo del dolor constante, nos lleva a las repeticiones....hermoso texto!!!
ResponderEliminar