lunes, 10 de mayo de 2010

A UNA TARNSEUNTE; Charles Baudelaire.




La calle atronadora aullaba en torno mio.


Alta esbelta, enlutada, con un dolor de reina


una dama pasó, que con gesto fastuoso


recogía, oscilantes , las vueltas de sus velos,




agilisima y noble, con dos piernas marmóreas.


De súbito bebí, con crispación de loco.


Y en su mirada lívida, centro de mil tornados,


el placer que aniquila, la miel paralizante.




Un relámpago. Noche. Fugitiva belleza


cuya mirada me hizo, de un golpe renacer.


¿Salvo en la eternidad, no he de verte jamás?




¡En todo caso lejos, ya tarde, tal vez nunca!


Que no se adónde huiste, ni sospechas mi ruta,


¡tu a quien hubiese amado! oh tú, que lo supiste!

No hay comentarios:

Publicar un comentario