miércoles, 19 de mayo de 2010

EL QUE PIERDA UN AMOR; Libro del buen amor, Arcipreste de hita.


Yo no sé de astrología ni soy maestro en esa ciencia,

ni conozco el astrolabio más que el buey de cabestro,

mas como veo lo que sucede todos los días,

por eso lo digo. Y también veo esto:


Que muchos nacen en Venus, y la mayor parte de su vida

se la pasan amando mujeres, cosa que no olvidan nunca:

pero también trabajan y se afanan sin medida

y los que más no logran lo que más quieren.


En este signo nací yo, según creo:

me esforcé siempre en servir a las dueñas que conocí,

les agradecí el bien que me hicieron,

pero serví a muchas de las cuales nada obtuve.


Y como quiera que he comprobado que ese es mi signo,

sólo trabajo para servir a las mujeres:

aunque uno no pruebe las peras del peral,

le gusta estar sentado a la sombra de ese árbol.


Muy noble es quien a dueñas sirve:

debe andar listo en ser gallardo, hablador y dadivoso;

el bueno no debe esquivar el servicio de las damas,

pues si es cierto que trabaja mucho, también lo es que vive en gran placer.


El amor hace sutil al rudo,

hace hablar bellamente al que antes era mudo,

al cobarde lo hace atrevido,

y al perezoso lo hace agudo.


Al mancebo lo mantiene en mancebez,

y hace al viejo perder su vejez,

convierte en blanco y hermoso al negro como pez,

y al que no vale una nuez, el amor le da gran pres.


Por feo que sea el enamorado

y por más horrible que su amiga sea,

para uno y otra nada de lo que vean

les parecerá más hermoso, ni lo desearán tanto.


El bobo, el torpe, el necio y el pobre

a su amiga les parece bueno y rico hombre,

más noble que los demás: por consiguiente,

el que pierda un amor, que se haga pronto con otro.

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